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Virus del Papiloma Humano en mujeres

El Virus del Papiloma Humano (VPH) comprende un grupo de más de 200 tipos de virus que comparten ciertas características genéticas. Algunos de estos virus se transmiten mediante el contacto sexual, ya sea vaginal, anal u oral. Se ha identificado que los VPH de transmisión sexual se dividen en dos categorías principales: aquellos de bajo riesgo y los de alto riesgo.

Los tipos de VPH clasificados como de alto riesgo, son conocidos por su capacidad para inducir diversos tipos de cáncer. En la actualidad, se han identificado alrededor de 12 tipos de Virus de Papiloma Humano de alto riesgo (16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58 y 59), siendo el VPH 16 y el VPH 18 los más frecuentemente asociados con la mayoría de los casos de cáncer relacionados con este virus.

Por otro lado, los Virus del Papiloma Humano de bajo riesgo tienen una baja probabilidad de causar cáncer, pero pueden provocar la aparición de verrugas en los genitales, el ano, la boca o la garganta, así como en áreas adyacentes.

En casos más graves, los tipos de VPH de bajo riesgo pueden resultar en una afección denominada papilomatosis respiratoria, que genera crecimientos verrugosos en la laringe o en las vías respiratorias, afectando la función respiratoria.

En términos epidemiológicos, la infección por VPH es extremadamente común entre la población sexualmente activa. Se estima que casi todas las personas que mantienen relaciones sexuales, sin importar su sexo, identidad de género u orientación sexual, se infectan con el VPH en algún momento, generalmente durante los primeros meses o años de su vida sexual activa.

Aproximadamente el 50% de estas infecciones involucran a tipos de VPH clasificados como de alto riesgo.

La mayoría de estas infecciones, son controladas y eliminadas por el sistema inmunológico en un lapso de uno a dos años, sin que lleguen a desarrollar cáncer. Aun así, en ciertos casos, la infección puede persistir. Las infecciones persistentes por VPH de alto riesgo son preocupantes, ya que el virus puede permanecer en el organismo durante muchos años, induciendo cambios celulares que, si no son tratados, pueden evolucionar de lesiones precancerosas a cáncer invasivo.

Los cánceres relacionados por la infección del VPH incluyen el cáncer de cuello uterino, ano, orofaringe, pene, vagina y vulva. Estos tipos de cáncer son el resultado de infecciones prolongadas por VPH de alto riesgo que no son eliminadas por el cuerpo de manera natural. Esta relación subraya la importancia de la prevención, diagnóstico temprano y tratamiento de infecciones por VPH para reducir la incidencia de estos cánceres.

Las estrategias de manejo para el tratamiento de los cánceres invasivos son esenciales para asegurar que los pacientes sean referidos rápidamente y reciban apoyo durante todas las etapas, desde el diagnóstico hasta las decisiones sobre su tratamiento.

 Es crucial que un equipo multidisciplinario se encargue de confirmar el diagnóstico y realizar una adecuada estadificación, que incluya pruebas histológicas, patológicas e imágenes diagnósticas, antes de definir cualquier opción terapéutica. Estas opciones pueden abarcar desde cirugía y radioterapia hasta tratamientos sistémicos como la quimioterapia. 

De acuerdo con el Gobierno de México, se dice que en 2020, el cáncer cervicouterino fue el segundo tipo de cáncer más común, diagnosticado en mujeres de México y la segunda causa de muerte por esta enfermedad, con aproximadamente 9,439 casos nuevos y 4,335 fallecimientos. 

La incidencia se ubicó en 12.6 casos por cada 100,000 mujeres, mientras que la tasa de mortalidad fue de 5.7 por cada 100,000. Comparado con 2012, estos datos reflejan una disminución significativa en la incidencia del cáncer cervicouterino.

En 2021, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó 1,155 casos nuevos y 1,059 muertes relacionadas a la infección por VPH, con una tasa de incidencia de 2.26 por cada 100,000 mujeres y una mortalidad de 5.23 por cada 100,000. El estado de Chiapas destacó por tener la tasa de mortalidad más elevada del país, con 11.91 por cada 100,000 mujeres.

Como parte de las medidas de prevención, el IMSS ha desarrollado la estrategia PrevenIMSS, enfocada en la salud reproductiva de las mujeres. Esta iniciativa incluye la detección temprana del cáncer cervicouterino mediante el examen de Papanicolaou, que se recomienda realizar a partir de los 25 años. Si los primeros dos exámenes anuales son normales.

Esta investigación refuerza la necesidad de continuar con programas de vacunación y concienciación pública sobre la infección de VPH, así como el fomento de prácticas sexuales seguras y el acceso a pruebas de detección temprana para reducir el impacto del VPH en la salud pública.

Prevención mediante Vacunas

Por otra parte, la vacunación es una medida esencial en la prevención del cáncer relacionado con el virus del papiloma humano (VPH). Estas vacunas protegen contra infecciones causadas por los tipos de VPH más peligrosos, responsables de varias enfermedades, incluyendo numerosos cánceres y casos de verrugas genitales. 

Entre las vacunas disponibles se encuentran Gardasil 9, Gardasil y Cervarix, que ofrecen protección frente a los tipos de VPH que provocan la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino.

Administración de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano

  • Edades recomendadas: Se sugiere la administración de la vacuna entre los 11 y 12 años, aunque puede comenzar desde los 9 años. Se recomienda su uso hasta los 26 años, y en algunos casos, hasta los 45 años.
  • Dosis: Para una protección adecuada, se deben administrar dos dosis entre los 9 y 14 años, o tres dosis a partir de los 15 años, siguiendo un esquema de vacunación de 0, 1-2 meses y 6 meses.

Completar el esquema de vacunación es fundamental para garantizar una protección eficaz contra el VPH y sus posibles complicaciones. 

 la infección del VPH
Fuente: Asociación española contra el Cáncer

Importancia de los Chequeos Ginecológicos

1.-Detección Temprana de Enfermedades:

  • Cánceres: Pruebas como el Papanicolaou (Pap) y el test de VPH permiten identificar tempranamente células anormales en el cuello uterino y detectar tipos de VPH de alto riesgo, lo cual es crucial para prevenir el cáncer cervical.
  • Otras condiciones: Los exámenes ginecológicos también pueden detectar otros tipos de cáncer, como el de ovario y útero, además de condiciones benignas que podrían afectar la salud reproductiva.

2. Prevención de Infecciones

  • Infecciones de Transmisión Sexual (ETS): Las pruebas específicas para ETS, como la clamidia, gonorrea y herpes, son fundamentales para identificar estas infecciones de manera temprana. Sin un diagnóstico adecuado y tratamiento oportuno, estas infecciones pueden tener consecuencias graves para la salud.
  • Infecciones Vaginales y del Tracto Urinario: Los exámenes pélvicos ayudan a detectar infecciones comunes, como vaginosis bacteriana o infecciones del tracto urinario. Si estas infecciones no son tratadas a tiempo, podrían evolucionar hacia problemas más serios, como enfermedad inflamatoria pélvica o daño renal.

3. Monitoreo de la Salud Reproductiva

  • Cambios Menstruales: Las visitas regulares al ginecólogo pueden identificar irregularidades en el ciclo menstrual, como sangrado abundante o períodos irregulares, que podrían ser signos de condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o la presencia de fibromas uterinos.
  • Salud del Útero y Ovarios: La evaluación periódica de los órganos reproductivos permite monitorear su estado general de salud y detectar la presencia de quistes, masas o cualquier otra anomalía que requiera atención médica.

4. Educación y Consejería

  • Prevención y Planificación Familiar: Los profesionales de la salud ofrecen orientación sobre los distintos métodos anticonceptivos y opciones de planificación familiar, ayudando a las mujeres a tomar decisiones bien informadas sobre su salud reproductiva.
  • Salud Sexual: Se brinda educación sobre prácticas sexuales seguras, promoviendo la prevención de ETS y el mantenimiento de una vida sexual saludable.

5. Manejo de Síntomas y Condiciones Crónicas

  • Síntomas Inusuales: Las visitas regulares al ginecólogo permiten evaluar y abordar síntomas como dolor pélvico, sangrado anormal o secreciones inusuales, los cuales podrían indicar problemas subyacentes serios, como infecciones, fibromas, o incluso cáncer.
  • Condiciones Crónicas: Los chequeos ginecológicos son fundamentales para el manejo y seguimiento de condiciones crónicas como la endometriosis o la dismenorrea, asegurando un tratamiento adecuado y ajustado a las necesidades específicas de cada paciente.

En conclusión, abordar el cáncer cervicouterino en México requiere una estrategia  que combine prevención, detección temprana y manejo efectivo. La vacunación contra  la infección del VPH, es una herramienta crucial para reducir la propagación de este cáncer, protegiendo contra los tipos de VPH que causan la mayoría de los casos. Sin embargo, la detección temprana mediante exámenes regulares, como el Papanicolaou y la Colposcopia, sigue siendo esencial para identificar y tratar el cáncer en sus etapas iniciales.

En última instancia, la combinación de vacunación, detección temprana y un enfoque integral en el tratamiento y el cuidado puede reducir significativamente la carga del cáncer cervicouterino, mejorando la salud y el bienestar de las mujeres en México.







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