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Facundo Alvanezzi: «Formar es mi arte de vida hecho fútbol»

Facundo Alvanezzi, exfutbolista y actual formador de jugadores, comparte en una íntima entrevista las motivaciones detrás de su vocación, su visión del fútbol argentino y su pasión por enseñar. A lo largo de su carrera, ha adquirido lo que él denomina «imágenes maravillosas» de lo que significa ser formador.

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Basado en las ideas del psicólogo Jean Piaget, Alvanezzi ve la inspiración como una asimilación creadora, donde las experiencias sensoriales y la inteligencia se fusionan para dar lugar a la enseñanza.

Alvanezzi, desde temprana edad, tuvo la convicción de que su legado sería la enseñanza. «Mis padres fueron mis primeros mentores», menciona con gratitud, destacando la importancia de la cultura del trabajo y la impecable dedicación hacia el prójimo que recibió en su hogar. Esta formación temprana lo inspiró a dedicarse a forjar no solo futbolistas, sino también seres humanos íntegros en cualquier ámbito de la vida.

«Para enseñar, primero hay que aprender«, agrega, resaltando que el aprendizaje continuo es clave para cualquier formador.

La vocación de formar: un don divino

Alvanezzi ve su labor como una vocación que le fue asignada por Dios, una responsabilidad que abraza con total entrega. «Ser formador es una vocación bienaventurada», asegura, describiendo cómo su mayor recompensa es ver a sus jugadores llevar sus enseñanzas por el mundo. El fútbol, para él, es mucho más que un deporte; es una herramienta para transmitir valores éticos, morales y culturales que van más allá del terreno de juego.

Su filosofía es clara: «Formar es la continuidad de la vida», una manera de perpetuar los principios que lo definen y que espera seguir transmitiendo a las nuevas generaciones. Alvanezzi se considera un formador de «pura cepa», y ve en cada jugador una oportunidad de elevar no solo el nivel técnico, sino también la calidad humana.

Referentes globales en la formación

A lo largo de su carrera, Facundo Alvanezzi ha sido influenciado por grandes maestros del fútbol, a quienes menciona con admiración. Figuras como César Luis Menotti, Jorge Valdano, Johan Cruyff, Pep Guardiola y Marcelo Bielsa son algunas de las más prominentes en su lista de referencias. «Ellos marcaron mi estilo», dice con humildad, reconociendo la profunda influencia que han tenido en su forma de enseñar.

Cada uno de estos entrenadores dejó una marca indeleble en su manera de ver el fútbol: Menotti como maestro de nuevas generaciones, Valdano por su capacidad intelectual y literaria aplicada al juego, Cruyff por su revolución del «fútbol total», Guardiola por cambiar una era con su enfoque en el espectáculo, y Bielsa por su legado formativo. «Han hecho un culto del juego bien jugado», afirma Alvanezzi, convencido de que estos referentes han dejado un impacto imborrable en el deporte.

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La identidad única del fútbol argentino

El fútbol argentino, para Alvanezzi, es un fenómeno difícil de explicar, pero innegablemente poderoso. «Se nos reconoce como un país de raza y cultura», comenta, refiriéndose a la pasión y el compromiso que caracterizan a los futbolistas y entrenadores de Argentina. Aunque no asegura que la formación sea distinta en su país, sí destaca su capacidad de reinvención y el orgullo de tener formadores que dejan huella en generaciones enteras de jugadores.

Nombres como Adolfo Pedernera, Ernesto Duchini, José Pékerman, Hugo Tocalli y Pablo Aimar son solo algunos de los formadores que Alvanezzi menciona como ejemplos de esa herencia. «Aquí se juega para aprender», dice, subrayando la idea de que el fútbol en Argentina es más que una simple competencia; es un reflejo de una identidad cultural única y una defensa constante del talento.

La fábrica de talentos y la receta del éxito

Facundo Alvanezzi describe a Argentina como una «usina generadora de talentos», una tierra donde el fútbol es parte del ADN nacional. Según él, esta capacidad para formar jugadores con talento innato proviene de una combinación de factores: las dificultades y adversidades que enfrentan desde jóvenes, la pasión que respiran en cada rincón del país, y la ilusión de un futuro mejor. «Aquí es una tierra de valientes», dice, refiriéndose a los jóvenes que dejan sus hogares para perseguir sus sueños en el fútbol.

Esta combinación de esfuerzo y talento forja a jugadores que no solo son hábiles en el campo, sino que también desarrollan una mentalidad inquebrantable. «La receta del éxito está en las dificultades a edades tempranas», afirma Alvanezzi, convencido de que los desafíos moldean a los grandes futbolistas argentinos.

El futuro del fútbol sudamericano

Mirando hacia el futuro, Alvanezzi ve con optimismo el crecimiento del fútbol sudamericano. A medida que avanza el siglo XXI, cree que América Latina seguirá superándose deportivamente, lo que atraerá aún más la atención de los clubes europeos. Sin embargo, espera que algún día los talentos sudamericanos puedan ser retenidos en sus países de origen, para que sean los europeos quienes vengan a competir aquí.

«Es solo mi visión», comenta, pero deja claro que ve un futuro prometedor para el fútbol en el continente.

La importancia de respetar los procesos

Alvanezzi también se pronuncia sobre un tema clave en la formación de futbolistas: el debut en primera división. Considera que la edad ideal para que un jugador dé el salto al profesionalismo es a partir de los 18 años. Según él, es crucial respetar los procesos de desarrollo y madurez de los jóvenes para asegurar carreras largas y exitosas.

«No debemos apresurar los tiempos naturales de desarrollo», advierte, sugiriendo que, aunque algunos jóvenes destacan desde temprana edad, lo mejor es esperar hasta que estén preparados física y mentalmente para la élite.

Reflexión final

Facundo Alvanezzi cierra la entrevista con una reflexión personal sobre su trayectoria y el futuro que proyecta para sí mismo. «Con los años voy ejercitando mi intelecto y mi actuar», dice, enfatizando la importancia del crecimiento continuo como formador. A pesar de estar alejado de las luces del protagonismo, sigue enfocado en cultivar su futuro y transmitir sus ilusiones a las próximas generaciones.

Finalmente, expresa su gratitud al pueblo mexicano y al fútbol de ese país, destacando la solidaridad y el respeto que ha recibido a lo largo de su carrera. Para Alvanezzi, el fútbol sigue siendo su arte de vida, una pasión que lo impulsa a seguir formando y transmitiendo valores a través del deporte.

 

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