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¿Cómo se ha manejado la inclusión LGBT+ en Hollywood?

¿Cómo se ha manejado la inclusión LGBT+ en Hollywood? ¿Se ha manejado con arcos argumentales, o con el propósito de vender?

Las películas con temática LGBT+ no son una novedad reciente, mucho menos una moda nacida en la década de los 2000. De hecho, la primera película con esta temática fue Diferente a los demás (1919) del director Richard Oswald. Cinta alemana en la que un talentoso violinista se enamora de su alumno. Pero es chantajeado con revelar su homosexualidad a todos.

El principal objetivo de la película fue demostrar a las audiencias que esta orientación sexual no era una enfermedad, ni un padecimiento psicológico.

Pese a la controversia y censura que sufrió el filme por parte de conservadores, este proyecto inspiraría años más tarde a personas de diferentes partes del mundo realizar cintas que tocasen este tema. De ese modo, contribuyó así a la lucha por los derechos LGBT+ y dándole voz a los miembros de esta comunidad.

Sin embargo, esta lucha no sería fácil a lo largo del Siglo XX. Pues varias de estas películas también sufrieron censuras, amenazas a quienes las realizaron, y una poca o nula distribución en cines.

Asimismo, comentarios homofóbicos fueron el pan de cada día para las personas LGBT+, además de vivir severas aversiones, rechazos en lugares públicos, amenazas hacia sus vidas, estigmatizaciones, entre otras formas de repulsión.

Su acercamiento a Hollywood

No fue hasta entrados los 70 cuando la industria cinematográfica y este movimiento pudieron entablar buenas relaciones con el estreno de Los Chicos de la Banda (de William Friedkin, 1970). Siendo esta la primera película con temática LGBT+ producida en Hollywood.

Años después, específicamente en los 80, llegaron películas como Ventanas, El Fan, y A la Caza (también dirigida por Friedkin) que no fueron del agrado de los miembros pertenecientes a la comunidad. Ya que en estos largometrajes se les pintaron como homicidas despiadados e inescrupulosos.

Esta representación provocó que el colectivo llevara a cabo numerosas protestas en contra del mal manejo y la mala imagen que se les estaba dando en las películas. A raíz de esto, las películas que fueran a tratar el tema trataría con respeto a los homosexuales (Algo más que colegas, Parting Glaces).

A lo largo de los 80 y 90, las películas LGBT+ mostraron a sus respectivos protagonistas con todo un arco argumental detrás de ellos (lo hicieron cintas como El Celuloide Oculto, El Banquete de Bodas, y La Boda de mi Mejor Amigo). En dichas historias vemos sus conflictos que impulsan la trama, sus inseguridades, sus luchas contra los estereotipos y la resolución de todo esto.

Una de las películas que fue una ‘bofetada’ a los estereotipos machistas fue Billy Elliot (2000). En donde conocemos a un niño de 11 años descubrir su talento por el ballet. Pese al machismo ejercido por su padre y hermano, decide ir a escondidas con una profesora que lo ayudará a entregarse por completo a su verdadera pasión.

Fuente: BBC Films, Universal Pictures

El aspecto más destacable y poderoso de la cinta es que Billy, al vivir en un entorno donde se tiene que cumplir con un nivel de masculinidad muy alto (y se describe a los bailarines como afeminados), decide ir en contra de todo ello con tal de salir adelante haciendo lo que ama. También acepta con amor y respeto a su mejor amigo Michael, quien es abiertamente gay. 

¿Cómo se ha manejado la inclusión LGBT+ en Hollywood?

Ya entrada la década del 2010, uno creería que la inclusión LGBT+ en Hollywood se haría con un manejo inteligente para mostrarle a las audiencias un tanto conservadoras que este colectivo no es débil y que se puede crear buenos personajes con todo un arco argumental detrás de ellos.

Sin embargo, esta inclusión comenzó a tener un manejo cuestionable cuando empresas, especialmente Disney, decidió introducir personajes pertenecientes a esta comunidad en sus películas más anticipadas.

Un ejemplo de esto fue en el remake live-action de La Bella y la Bestia (2017), en la cual se anunció que esta cinta contaría con el primer personaje abiertamente gay en una película de Disney, tratándose de Lefou.

Fuente: The Walt Disney Company

Lo que Disney hizo prácticamente fue introducir a un personaje del colectivo LGBT+ para generar revuelo en redes, para que la gente, sin importar sus ideales, compraran boletos con el fin de ver en cines tales momentos de inclusión.

Con el paso del tiempo, la casa del ratón continuó utilizando esta misma estrategia en sus siguientes películas y series. Pero si se presta atención, cuando estos personajes hacen acto de presencia únicamente dicen frases como: «Hola, tengo novio» tratándose de un personaje masculino, o «Tengo novia» si es femenino. Y después de su primera aparición en escena, no se le vuelve a ver durante el resto de la cinta.

Siendo este «primer personaje abiertamente LGBT+ en una película» únicamente un personaje secundario del cual no volvemos a saber de él o ella. Cuyo arco narrativo y trasfondo sea verdaderamente nulo o superficial.

Cabe mencionar que, cuando Gravity Falls (2012-2016) estuvo en emisión, el creador de la serie Alex Hirsch reveló que Daryl Blubs y Edwin Durland, los policías del pueblo, eran pareja. Además, quería mostrar la relación de estos personajes abiertamente en pantalla. Sin embargo, esta escena jamás pudo realizarse, pues Disney le había dicho a Alex que «perderían valiosos centavos de Rusia y China».

Fuente: Disney+

El caso más polémico de este manejo de inclusión fue Lightyear (2022), en donde se mostró por primera vez un beso entre dos personajes del mismo sexo. Lo que provocó que la película fuera prohibida en 14 países, como consecuencia de esto fue un fracaso con el que se perdieron 200 millones de dólares. Y en este caso, la vieja estrategia de Disney no le funcionó para salvar una película decepcionante.

¿Cómo se ha manejado la inclusión LGBT+ en Hollywood? La inclusión LGBT+ en Hollywood no debería tener un manejo enfocado en hacer dinero únicamente. En lugar de introducir personajes planos, deberían mostrar personajes del colectivo bien desarrollados, que pueden hacer algo más que decir «Hola, tengo novio» y que, a pesar de sus miedos e inseguridades, puedan lograr sus objetivos y demostrar a las audiencias que la comunidad LGBT+ no es débil ni enferma.

 

 

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